Con qué consideración he de sostenerme? Pertenecer a un hombre al que no amo solo porque alguna vez lo amé?
Hasta ahora he vivido como he pintado y escrito, es decir: no he pasado del boceto, del plan, del primer acto, de la primera estrofa.
No hay que tomar nada muy en serio, ni siquiera las ideas. O mejor dicho, precisamente porque somos muy serios y apasionados debemos reirnos un poco. Desconfíe de los que no saben reir.
La gente tiene miedo a detenerse en las cosas, porque eso los compromete. Por eso huyen de la tierra y se van a las ciudades. Tienen miedo a quedarse solos.
Pero si su prédica ha sido desoída, nadie ha olvidado sus palabras. Por ellas tenemos conciencia de las nuestras, necesariamente diferentes. Nos contemplamos en ellas, no para repetirlas, sino para buscar que la palabra las prolongue.
La palabra, cuando es creación, desnuda.
Una poesía que al sollozo prefiere el suspiro, al arrebato la sonrisa, a la sombra nocturna y a la luz meridiana los tintes del crepúsculo.
No me cuesta trabajo encontrarlas, eso sí, las consigo fácilmente, ésa es una de las pocas cosas pasa las que sirve ser poeta en estos tiempos, para vender libros no, desde luego, pero para ligar y para tomar copas gratis es bastante útil, ya lo sabes.
Temía encontrarte hecha mujer, y las mujeres no siempre saben apreciar los jugetes.